El otro final

Historias que no terminan donde uno se pensaría o cómo resistirse a un final tradicional.

Preparar la vuelta - Hatti

No quería abandonar a Jonás ni a Sarah. Fueron unos días increíbles que no olvidaré en mi vida, pero tenía que volver a mi rutina.El todoterreno me esperaba aparcado justo donde lo dejé el primer día. Me despedí de ellos con lágrimas en los ojos, la piel de gallina y con la esperanza de volver a vernos algún día.

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Caminar de noche - Hatti

Debimos salir de la casa-cueva a las cuatro de la madrugada. Por delante, quedaban seis horas a paso ligero. Caminando sin saber dónde poner los pies, la ruta se alargaría más de seis horas, pensé. Mientras Jonás guardaba las provisiones en la mochila, dijo que todo dependía de mi entrenamiento, mi sexto sentido y la capacidad de observación.

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El sueño de Andrea - Hatti

Compartiendo momentos entrañables con Jonás y Sarah, pensaba en esa vida tan loca que llevaba en Mataró, sin tiempo para meditar, para conectar con mi esencia, con el universo.

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Lo prometido es deuda - Hatti

Parece mentira lo que puede cundir un día sin las comodidades de la vida «civilizada». Escribí civilizada entre comillas porque, en la cueva y en el territorio donde nos instalamos unos días —en medio de la nada, en las montañas de Aladağlar—, pensé que me aburriría como una ostra, pero no fue así. Sin móvil, sin portátil, sin noticias, sin contactar con otros humanos, aparte de Jonás y su hija, creí que esos días serían más aburridos que mi viaje a la Toscana con aquel grupo variopinto que conocí a través de María. Quería acostarme con ella, y lo único que conseguí fue que se me borrara la raya del culo con tantos kilómetros sobre la moto.

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Destino Turquia - Hatti

Llegué con bastante antelación al aeropuerto del Prat. No me gusta ir con prisas. Prefiero tomármelo con calma. La salida del vuelo con destino a Kayseri Erkilet estaba prevista para las 10:15 a. m., y la llegada, después de hacer escala en Estambul, era a las 18:15, sin contar con posibles contratiempos. Lo que más me preocupaba era la ruta hasta la casa del homeless. Samuel dijo que tardaría, como mucho, una hora y media.

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Los preparativos - Hatti

Llevaba algunos meses barruntando la idea de desaparecer una temporada. Cansado de mis seguidores, había decidido establecerme un tiempo lo más alejado posible de la civilización. Estaba harto de atender llamadas, responder emails, acudir a reuniones interminables y necesitaba distanciarme de todo.

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Movimiento

El cuerpo exige disciplina: series programadas, repeticiones medidas, rigor. Un músculo que se atrofia en la quietud. La mente no es distinta.

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